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Cuaderno de Bitácora Piscis Diving, 26. Mayo. 2005:
Hola buzos,
La verdad es que estamos teniendo unos días de buceo muy buenos. Para algunos la visibilidad nos les termina de convencer, aunque otros reconocen que cuando la visibilidad es mala es momento para concentrarse más en la piedra y buscar menos en el azul. El pez sigue estando ahí, pero nos escucha y se esconde antes de que la visibilidad nos lo deje ver. Hemos tenido gente del país Vasco esta semana y nos decían que la visibilidad era buena (en estos momentos es de unos 12 metros), parece que poco a poco va cogiendo color. A mi no me molesta, sé que esta visibilidad es a causa de los miles de organismos que flotan en este espacio azul que forma nuestra Mediterranea.

La inmersión, como siempre, la realizamos sin agobios de ningún tipo.
Cámaras y equipos ya están a punto. El nerviosismo de algún buzo, al ser la primera del año, desaparecía al simple contacto con el agua salada. Los primeros minutos ya fueron entretenidos observando la cantidad de crustáceos que tenía en las manos al haberme ayudado de la cadena del fondeo para realizar un descenso lento y controlado, (¿te has fijado que siempre gastamos más aire en los primeros minutos de inmersión?), y así relajarme de tal modo que mi respiración al llegar al fondo sea natural y en consecuencia menos derrochadora. Al llegar al fondo enfilamos el pasillo que nos conduce hacia la segunda cueva. La pared de la izquierda es un cuadro gigante que está poblado de esponjas, crustáceos, corales … La cantidad de espirógrafos que estoy viendo este año es desproporcionada.
Los espirógrafos son unos gusanos en forma de plumero que al acercarnos a ellos y sentirse amenazados recogen todas sus plumas introduciéndolas en tubo que les hace de refugio. Al final del pasillo el primer mero hizo aparición. El pequeño mero se quedó embobado, supongo que por mis burbujas, aunque no lo suficiente como para que me dejara entrar en su territorio y así poder hacerle una foto.
La cueva es como el portal de belén que tenía en mi casa. La entrada la indica una estatua de un delfín. La luz dentro de la cueva es mágica. La salida de la izquierda está llena de peces plateados, son obladas. Nada más salir de la cueva veo un montón de piedras delante de un agujero sospechoso seguro de ser el nido de algún pulpo que se prepara para el desove. Es un nido muy evidente, espero que ningún oligoelemento se lo quiera enseñar a la rubia de turno que le esté esperando en el parking. A lo mejor os lo puedo enseñar la semana que viene.
Los buzos empiezan a marcar la mitad de la botella o sea que comienzo a acercarme al fondeo para poder ir mandando para arriba a los que van más justos de aire, regalándoles a los otros buzos unas últimas chupadas.
La vuelta al puerto entre risas y limpieza de mocos de la cara apenas duro 10 minutos y entre cargar la furgo y desalar y rellenar el cuaderno otros minutos más de lo que es un día más de buceo. Y entre todo ello 4 peces luna y ni una sola foto de estos!

Buen buceo buzos,
Fran