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bucear costa brava



Hola buzos,
Ante todo pediros disculpas por no haber podido poneros al día de las aventuras y desventuras de Piscis Diving. Desde el año pasado han sido problemas constantes con la informática y ahora ya parece que están solucionados (haber lo que dura).
Hace ya semanas que estamos abiertos e intentando bucear. Sí, y digo: «intentando bucear». Ya llevamos en lo que va de año 10 temporales. Hacía 50 años que no estaba el mar tan movidito, pero bueno, como dijo aquel, al mal tiempo buena cara… y un huevo!!! yo lo que quiero es bucear, ni buena cara ni na de na!!! Y el sol? donde te has metido…? Bueno, para animar un poco el cotarro os mando esta historia que me gustaría haber enviado antes de la feria de cornellá y no pudo ser.

Un saludo y buen buceo.

Cuaderno de Bitácora Piscis Diving desde Tailandia:

La verdad es que debemos estar a unos 26 grados de temperatura a las 7 de la mañana, que deben ser ahora, y comienzo a desenchufar cargadores de cámaras y focos. Haber si el chino, dueño del hotel, camarero y triquiñuelas, como lo digo yo, ya se ha levantado y ha puesto la cafetera a calentar. El chino parece haber salido de una serie de vacaciones en el mar, con la camisa típica de flores y, sea la hora que sea, te puede recibir con las primeras estrofas de cualquier canción de Julio Iglesias (de la época de julito) con acento tay, alargando las palabras con gorgoritos, es como el cante jondo español, pero al revés. Sí que esta aquí!!! He oído la persiana del bar y efectivamente ya está cantando, aunque por la ronquera creo que ayer salió a celebrar algo, aunque aquí si os digo la verdad no sé cuando celebran o no porque currar, curran un rato, pero por la noche se sale a la calle y ahí mismo cenan, toman sus copas y se ríen con los amigos y eso es lo que más me gusta de Tailandia: sus sonrisas… y, como no, su tiburón leopardo.

Después de desayunar las correspondientes tostadas (osea 2 con mantequilla y una tarrina pequeña de mermelada de fresa y otra de naranja que nunca me como y que creo que el chino me lleva poniendo desde que vine) y os preguntareis: ¡come otra cosa! – a las siete de la mañana no me entra nada, nos ponemos las chancletas y, ala! dirección Blackie, que es el centro donde solemos bucear. Blackie es un nativo que un día decidió dejarlo todo y montarse su centro de buceo. Para que os hagais a la idea: podéis ir en barcos de 30 buzos (ya sabéis a qué me refiero) o podéis ir con Blackie, que además siempre te cuenta sus aventuras estilo tay. El centro es apenas un cubículo dónde la verdad que no hace falta más, pues después de la media tarde es un buen sitio para tomarse una cervecita y comentar el buceo entre buzos y no entre factorías del buceo, donde lo único que interesa es sacarte las pesetas y tanto tienes tanto vales (como dice Manolo García).
En algunos centros fletan los barcos entre varios y entonces te puedes encontrar ahí con gente despistada que no sabe dónde está ni siquiera el servicio y no saben a quien preguntar. En uno de estos atuneros, como los llamo yo, nos dejaron al lado de las rocas y luego el oligoelemento fue recogiendo a buzos en un espacio mayor que un campo de fútbol con un barco de 15m. Es una locura! no es agradable ver como un monstruo de esa envergadura viene a recogerte. Con Blackie todo transcurre más poco a poco, sin prisas. Vamos en un «Long Tail Boat», que es un barco alargado de unos 10 metros de eslora con un motor de cualquier coche (un eje de unos 4 metros y al final una hélice de 2 palas). El equipo te lo llevan hasta el barco y, ahí estamos ahora, en el punto de buceo: el paisaje que hemos visto hasta aquí son enormes acantilados que suben del mar completamente rectos y que tienen palmeras y todo tipo de plantas tropicales. En lo más alto de la cima vuelan águilas pescadoras, se les ve perfectamente el pecho blanco. El mar huele a sandía fresca y parece que vamos a ser los primeros en llegar al punto de buceo. El rincón donde amarramos el barco es precioso, es justo detrás de donde hicieron la película del Leonardo di Caprio (no, no son tan burros, la de Titanic no! la de la Playa) aunque ahora que lo pienso un poco burros si que fueron, pues a los señores no les parecieron suficientes las palmeras que habían y se trajeron unas cuantas de una isla de aquí al lado (Ko Lanta) y claro, con la ilusión de la peli la jodieron y ahora en la isla hay unas hormigas que muerden, traídas directamente por algún listo.

Fin primera parte, sino Janine me corta las aletas!

Un saludo buzos y buen buceo,
Fran

VOLVEREMOS A ESTAR ABIERTOS

SALIDAS LOS SÁBADOS Y LOS DOMINGOS

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